El
intercambio de mercancías se desarrolló desde la antigüedad, pero sin llegar a
ocupar un lugar esencial en la economía, la que tenía como objeto el consumo
directo de los productores o el mercado local. En el feudalismo, al crecer la
producción creció también la cantidad de productos destinados al mercado y
surgió la producción mercantil simple. Cuando se desarrolló el mercado
mundial, el cambio cualitativo que produjo cambió también las formas de producción.
Subió la demanda de productos y la competencia, que se constituyó en el
segundo factor que contribuiría a cambiar las formas de producir. La
competencia estimuló la concentración de las riquezas y los medios de
producción en unos pocos empresarios exitosos y despojó de sus propios medios a
la gran mayoría de los antes propietarios, enviándolos a engrosar las filas de
los proletarios.
El desarrollo del mercado a nivel mundial, la competencia, la propiedad concentrada de los medios de producción y una gran masa de hombres poseedores sólo de su fuerza de trabajo fueron los rasgos primordiales y las condiciones necesarias para que naciera un nuevo modo de producción: el capitalismo.
El desarrollo del mercado a nivel mundial, la competencia, la propiedad concentrada de los medios de producción y una gran masa de hombres poseedores sólo de su fuerza de trabajo fueron los rasgos primordiales y las condiciones necesarias para que naciera un nuevo modo de producción: el capitalismo.
El
capitalismo transformó la producción mercantil simple en producción mercantil
capitalista. Así, el objeto del capitalismo, en base a la propiedad privada de
los medios de producción y al trabajo asalariado, es producir mercancías destinadas
al mercado. "Marx, en 'El Capital', analiza al principio la relación más
sencilla, corriente, fundamental, masiva y común, que se encuentra miles de
millones de veces en la sociedad burguesa: el intercambio de mercancías"
explica Vladimir I. Lenin en "En torno a la cuestión de la
dialéctica"."En este fenómeno tan sencillísimo -prosigue Lenin en su
trabajo de 1915- el análisis descubre todas las contradicciones (es decir, el
germen de todas las contradicciones) de la sociedad contemporánea. La
exposición que sigue nos muestra el desarrollo (tanto el crecimiento como el
movimiento) de estas contradicciones y de esta sociedad en la suma de sus
partes aisladas, desde su principio hasta su fin". Al analizar el
surgimiento del capitalismo como formación económico-social, Marx señala tres
períodos: a) la cooperación simple; b) la división del trabajo y la
manufactura; y c) la maquinaria y la gran industria. La cooperación simple es
la forma que primero se desarrolló luego de la transformación de los talleres
artesanales en el feudalismo. Se agrupaban gran cantidad de asalariados en un
lugar de trabajo común y realizaban una misma tarea. El resultado dependía
totalmente de la habilidad del trabajador. El concentrar muchos trabajadores
permite economizar locales, herramientas, materias primas, almacenaje,
transporte (capital constante).
En
relación al trabajo (capital variable), la labor común permitía nivelar los
tiempos y la calidad, produciendo una especie de competencia. Una misma
cantidad de trabajadores produce más si están juntos que aislados; además
pueden acometer grandes tareas y realizarlas en menor tiempo. La cooperación
simple estableció definitivamente el carácter social de la producción y
aventajó a la pequeña producción de mercancías, que fue desapareciendo.
"Como vimos, la producción capitalista sólo comienza, en rigor, allí donde el mismo capital individual emplea simultáneamente una cantidad de obreros relativamente grande y, en consecuencia, el proceso de trabajo amplía su volumen y suministra productos en una escala cuantitativamente mayor. El operar de un número de obreros relativamente grande, al mismo tiempo, en el mismo espacio (o, si se prefiere, en eí mismo campo de trabajo), para la producción del mismo tipo de mercancías y bajo el mando del mismo capitalista, constituye histórica y conceptualmente el punto de partida de la producción capitalista -describe Marx en 'El Capital'.- En lo que respecta al modo de producción mismo, por ejemplo, en sus comienzos la manufactura apenas se distingue de la industria gremial del artesanado por el mayor número de obreros que utiliza simultáneamente el mismo capital. El taller del maestro artesano no ha hecho más que ampliarse. La economía en el empleo de los medios de producción ha de examinarse, en general, desde dos puntos de vista. El primero, en cuanto aquélla abarata las mercancías y reduce, por esa vía, el valor de la fuerza de trabajo. El otro, en cuanto modifica la proporción entre el plusvalor y el capital total adelantado, esto es, la suma de valor de sus componentes constante y variable".
"Como vimos, la producción capitalista sólo comienza, en rigor, allí donde el mismo capital individual emplea simultáneamente una cantidad de obreros relativamente grande y, en consecuencia, el proceso de trabajo amplía su volumen y suministra productos en una escala cuantitativamente mayor. El operar de un número de obreros relativamente grande, al mismo tiempo, en el mismo espacio (o, si se prefiere, en eí mismo campo de trabajo), para la producción del mismo tipo de mercancías y bajo el mando del mismo capitalista, constituye histórica y conceptualmente el punto de partida de la producción capitalista -describe Marx en 'El Capital'.- En lo que respecta al modo de producción mismo, por ejemplo, en sus comienzos la manufactura apenas se distingue de la industria gremial del artesanado por el mayor número de obreros que utiliza simultáneamente el mismo capital. El taller del maestro artesano no ha hecho más que ampliarse. La economía en el empleo de los medios de producción ha de examinarse, en general, desde dos puntos de vista. El primero, en cuanto aquélla abarata las mercancías y reduce, por esa vía, el valor de la fuerza de trabajo. El otro, en cuanto modifica la proporción entre el plusvalor y el capital total adelantado, esto es, la suma de valor de sus componentes constante y variable".
El paso
que sigue a la cooperación simple es la manufactura. Se basa en la técnica
artesanal y la división del trabajo dentro de la empresa. Es un cambio en la
forma u organización del trabajo. Antes, el trabajador realizaba toda la
mercancía. Ahora, se especializa en fabricar sólo una parte de ella. Dentro de
los límites del incremento cuantitativo del trabajo, esto significó llevar a un
nuevo nivel la cooperación. La manufactura adoptó diferentes formas, tal como
señala Marx en la obra citada: "La cooperación fundada en la división del
trabajo asume su figura clásica en la manufactura. En cuanto forma
característica del proceso capitalista de producción, predomina durante el
período manufacturero propiamente dicho, el cual dura, en líneas muy generales,
desde mediados del siglo XVI hasta el último tercio del XVIII. La manufactura
surge del dos maneras. La primera consiste en reunir en un taller, bajo el
mando del mismo capitalista, a trabajadores pertenecientes a oficios artesanales
diversos e independientes, por cuyas manos tiene que pasar un producto hasta su
terminación definitiva. Pero la manufactura se origina, también, siguiendo un
camino inverso. Muchos artesanos que producen lo mismo o algo similar, por
ejemplo papel, o tipos de imprenta, o agujas, son utilizados simultáneamente
por el mismo capital en el mismo taller. Con todo, circunstancias exteriores
pronto dan motivo a que se utilice de otro modo tanto la concentración de los
trabajadores en el mismo espacio como la simultaneidad de sus trabajos. Es
necesario, por ejemplo, suministrar en un plazo dado una cantidad mayor de
mercancías terminadas. En consecuencia, se divide el trabajo. En vez de hacer
que el mismo artesano ejecute las diversas operaciones en una secuencia
temporal, las mismas se disocian, se aislan, se las yuxtapone en el espacio; se
asigna cada una de ellas a otro artesano y todas juntas son efectuadas
simultáneamente por los cooperadores. Esta distribución fortuita se repite,
expone sus ventajas peculiares y poco a poco se osifica en una división
sistemática del trabajo. La mercancía antes producto individual de un artesano
independiente que hacía cosas muy diversas, se convierte ahora en el producto
social de una asociación de artesanos, cada uno de los cuales ejecuta constantemente
sólo una operación, siempre la misma".
Las ventajas de este nuevo método de producción fueron esencialmente la reducción del tiempo de trabajo mediante la especialización del obrero y la coordinación en forma de "cadena productiva". Esta baja del tiempo laboral permitió elevar la productividad. Los trabajadores debían cumplir sus tareas al ritmo que impone el capitalista. Una característica de este período manufacturero fue la estrecha ligazón entre el capital industrial y el comercial. La división y especialización del trabajo creó las bases para el desarrollo de la industria y la introducción de maquinarias. Este proceso surgió a fines del siglo XVIII y durante el siglo XIX se extendió por Europa y Estados Unidos. La base técnico-material fue la máquina como medio de producción. Este período se conoce como la Revolución Industrial y está marcado por la invención de la máquina de vapor, que impulsó otras ramas como la metalurgia y la industria de producción de maquinarias.
Las ventajas de este nuevo método de producción fueron esencialmente la reducción del tiempo de trabajo mediante la especialización del obrero y la coordinación en forma de "cadena productiva". Esta baja del tiempo laboral permitió elevar la productividad. Los trabajadores debían cumplir sus tareas al ritmo que impone el capitalista. Una característica de este período manufacturero fue la estrecha ligazón entre el capital industrial y el comercial. La división y especialización del trabajo creó las bases para el desarrollo de la industria y la introducción de maquinarias. Este proceso surgió a fines del siglo XVIII y durante el siglo XIX se extendió por Europa y Estados Unidos. La base técnico-material fue la máquina como medio de producción. Este período se conoce como la Revolución Industrial y está marcado por la invención de la máquina de vapor, que impulsó otras ramas como la metalurgia y la industria de producción de maquinarias.
También
contribuyó al crecimiento de las ciudades y del proletariado industrial.
La máquina sustituyó al hombre como elemento rector en el proceso productivo y lo volvió un apéndice suyo. También permitió instaurar la disciplina capitalista en el trabajo, haciendo depender al obrero del proceso maquinizado. El capitalista pasó a tener el control casi total del ritmo de trabajo al controlar la velocidad de las máquinas. Subió así la intensidad del trabajo con el fin de aumentar la plusvalía. Además, la máquina bajó los costos de producción y elevó la productividad.La máquina acrecentó el dominio del hombre sobre la naturaleza. En sí, representó un alivio porque acortaba y facilitaba las tareas humanas, pero, al intensificar el trabajo, los obreros fueron consumidos como fuerza de trabajo en mayor medida que antes. Otra consecuencia fue que la maquinaria reemplazó funciones del obrero, por lo que éste pasó a tener una mayor inseguridad que antes y su capacitación laboral fue menor. Surgió así una nueva capa de trabajadores especializados en determinados procesos maquinizados, técnicos e ingenieros, cuya consecuencia fue el aumento de la división entre el trabajo manual y el intelectual. En sus "Principios de Economía Política" dice el economista inglés John Stuart Mill (1806-1873): "Es discutible que todos los inventos mecánicos efectuados hasta el presente hayan aliviado la faena cotidiana de algún ser humano". Pero no es éste, en modo alguno, el objetivo de la maquinaria empleada por el capital.
La máquina sustituyó al hombre como elemento rector en el proceso productivo y lo volvió un apéndice suyo. También permitió instaurar la disciplina capitalista en el trabajo, haciendo depender al obrero del proceso maquinizado. El capitalista pasó a tener el control casi total del ritmo de trabajo al controlar la velocidad de las máquinas. Subió así la intensidad del trabajo con el fin de aumentar la plusvalía. Además, la máquina bajó los costos de producción y elevó la productividad.La máquina acrecentó el dominio del hombre sobre la naturaleza. En sí, representó un alivio porque acortaba y facilitaba las tareas humanas, pero, al intensificar el trabajo, los obreros fueron consumidos como fuerza de trabajo en mayor medida que antes. Otra consecuencia fue que la maquinaria reemplazó funciones del obrero, por lo que éste pasó a tener una mayor inseguridad que antes y su capacitación laboral fue menor. Surgió así una nueva capa de trabajadores especializados en determinados procesos maquinizados, técnicos e ingenieros, cuya consecuencia fue el aumento de la división entre el trabajo manual y el intelectual. En sus "Principios de Economía Política" dice el economista inglés John Stuart Mill (1806-1873): "Es discutible que todos los inventos mecánicos efectuados hasta el presente hayan aliviado la faena cotidiana de algún ser humano". Pero no es éste, en modo alguno, el objetivo de la maquinaria empleada por el capital.
"Al
igual que todo otro desarrollo de la fuerza productiva del trabajo -prosigue
Marx- la maquinaría debe abaratar las mercancías y reducir la parte de la
jornada laboral que el obrero necesita para sí, prolongando, de esta suerte, la
otra parte de la jornada de trabajo, la que el obrero cede gratuitamente al
capitalista. Es un medio para la producción de plusvalor. En la manufactura, la
revolución que tiene lugar en el modo de producción toma como punto de partida
la fuerza de trabajo; en la gran industria, el medio de trabajo".
"Así, -continúa el autor de 'El Capital'- este poderoso reemplazante de
trabajo y de obreros se convirtió sin demora en medio de aumentar el número de
los asalariados, sometiendo a todos los integrantes de la familia obrera, sin
distinción de sexo ni edades, a la férula del capital. El trabajo forzoso en
beneficio del capitalista no sólo usurpó el lugar de los juegos infantiles,
sino también el del trabajo libre en la esfera doméstica, ejecutado dentro de
límites decentes y para la familia misma. El valor de la fuerza de trabajo no
estaba determinado por el tiempo de trabajo necesario para mantener al obrero
adulto individual, sino por el necesario para mantener a la familia obrera. Al
arrojar a todos los miembros de la familia obrera al mercado de trabajo, la
maquinaria distribuye el valor de la fuerza de trabajo del hombre entre su
familia entera. Desvaloriza, por ende, la fuerza de trabajo de aquél. Si bien
las máquinas son el medio más poderoso de acrecentar la productividad del
trabajo, esto es, de reducir el tiempo de trabajo necesario para la producción
de una mercancía, en cuanto agentes del capital en las industrias de las que
primero se apoderan, se convierten en el medio más poderoso de prolongar la
jornada de trabajo más allá de todo límite natural. Generan, por una parte,
nuevas condiciones que permiten al capital dar rienda suelta a esa tendencia
constante que le es propia, y por otra, nuevos motivos que acicatean su hambre
rabiosa de trabajo ajeno".
El empleo de maquinaria en la agricultura generó un enorme cambio en la productividad del trabajo y ayudó a ahondar la brecha entre los grandes terratenientes y los pequeños productores. La concentración de capital y el empobrecimiento de grandes masas originó dos grupos sociales: la burguesía rural y el proletariado agrícola. Los pequeños productores agrícolas coexistieron entre ambos y, si bien aspiraban a ser grandes productores, su forma de vida se asemejaba a la del proletariado agrícola. La explotación laboral en el campo se adaptó al tipo de tareas y a sus épocas, siendo frecuente el empleo temporal. "Pese al progreso de las formas capitalistas de producción en el agro -afirma Marx- persisten y se profundizan las diferencias entre el desarrollo de la producción agrícola y la industrial, subordinando en general la primera a la última. Tampoco son menores las consecuencias socio-culturales y ecológicas de la industrialización del campo. Es en la esfera de la agricultura donde la gran industria opera de la manera más revolucionaría, ya que liquida el baluarte de la vieja sociedad, el campesino, sustituyéndolo por el asalariado. De esta suerte, las necesidades sociales de trastocamiento y las antítesis del campo se nivelan con las de la ciudad. Los métodos de explotación más rutinarios e irracionales se ven remplazados por la aplicación consciente y tecnológica de la ciencia. El modo de producción capitalista consuma el desgarramiento del lazo familiar originario entre la agricultura y la manufactura, el cual envolvía la figura infantilmente rudimentaria de ambas. Pero, al propio tiempo, crea los supuestos materiales de una síntesis nueva, superior, esto es, de la unión entre la agricultura y la industria sobre la base de sus figuras desarrolladas de manera antitética.
Con la preponderancia incesantemente creciente de la población urbana, acumulada en grandes centros por la producción capitalista, ésta por una parte acumula la fuerza motriz histórica de la sociedad, y por otra perturba el metabolismo entre el hombre y la tierra, esto es, el retomo al suelo de aquellos elementos constitutivos del mismo que han sido consumidos por el hombre bajo la forma de alimentos y vestimenta, retorno que es condición natural eterna de la fertilidad permanente del suelo. Con ello destruye, al mismo tiempo, la salud física de los obreros urbanos y la vida intelectual de los trabajadores rurales". Al igual que en la industria urbana, la fuerza productiva acrecentada y la mayor movilización del trabajo en la agricultura moderna, se obtuvieron devastando y extenuando la fuerza de trabajo misma. Todo el progreso de la agricultura capitalista no fue sólo un progreso en el arte de esquilmar al obrero, sino a la vez en el arte de esquilmar el suelo; es decir que, todo avance en el acrecentamiento de la fertilidad de éste durante un lapso dado, significó un avance en el agotamiento de las fuentes duraderas de esa fertilidad.
El empleo de maquinaria en la agricultura generó un enorme cambio en la productividad del trabajo y ayudó a ahondar la brecha entre los grandes terratenientes y los pequeños productores. La concentración de capital y el empobrecimiento de grandes masas originó dos grupos sociales: la burguesía rural y el proletariado agrícola. Los pequeños productores agrícolas coexistieron entre ambos y, si bien aspiraban a ser grandes productores, su forma de vida se asemejaba a la del proletariado agrícola. La explotación laboral en el campo se adaptó al tipo de tareas y a sus épocas, siendo frecuente el empleo temporal. "Pese al progreso de las formas capitalistas de producción en el agro -afirma Marx- persisten y se profundizan las diferencias entre el desarrollo de la producción agrícola y la industrial, subordinando en general la primera a la última. Tampoco son menores las consecuencias socio-culturales y ecológicas de la industrialización del campo. Es en la esfera de la agricultura donde la gran industria opera de la manera más revolucionaría, ya que liquida el baluarte de la vieja sociedad, el campesino, sustituyéndolo por el asalariado. De esta suerte, las necesidades sociales de trastocamiento y las antítesis del campo se nivelan con las de la ciudad. Los métodos de explotación más rutinarios e irracionales se ven remplazados por la aplicación consciente y tecnológica de la ciencia. El modo de producción capitalista consuma el desgarramiento del lazo familiar originario entre la agricultura y la manufactura, el cual envolvía la figura infantilmente rudimentaria de ambas. Pero, al propio tiempo, crea los supuestos materiales de una síntesis nueva, superior, esto es, de la unión entre la agricultura y la industria sobre la base de sus figuras desarrolladas de manera antitética.
Con la preponderancia incesantemente creciente de la población urbana, acumulada en grandes centros por la producción capitalista, ésta por una parte acumula la fuerza motriz histórica de la sociedad, y por otra perturba el metabolismo entre el hombre y la tierra, esto es, el retomo al suelo de aquellos elementos constitutivos del mismo que han sido consumidos por el hombre bajo la forma de alimentos y vestimenta, retorno que es condición natural eterna de la fertilidad permanente del suelo. Con ello destruye, al mismo tiempo, la salud física de los obreros urbanos y la vida intelectual de los trabajadores rurales". Al igual que en la industria urbana, la fuerza productiva acrecentada y la mayor movilización del trabajo en la agricultura moderna, se obtuvieron devastando y extenuando la fuerza de trabajo misma. Todo el progreso de la agricultura capitalista no fue sólo un progreso en el arte de esquilmar al obrero, sino a la vez en el arte de esquilmar el suelo; es decir que, todo avance en el acrecentamiento de la fertilidad de éste durante un lapso dado, significó un avance en el agotamiento de las fuentes duraderas de esa fertilidad.