sábado, 21 de febrero de 2015

Un fantasma recorre el mundo...

El estallido de la crisis económica del 2008 fue un punto de inflexión en muchos sentidos. Si bien el proceso continuo de descomposición del sistema capitalista y su cada vez más barbárico rostro se mantuvieron constantes desde hace un siglo, el cambio de etapa mundial que se ha producido es todavía de una dimensión difícil de magnificar. Desde la primavera árabe al triunfo de la resistencia Kurda frente al ataque del ISIS; desde los indignados españoles hasta el triunfo de Syriza; desde la consolidación del chavismo hasta las crisis brasileras pre-mundial y las movilizaciones mexicanas. Decenas de procesos recorren el mundo con elementos generales comunes y con sus particularidades autóctonas. El muro del capitalismo se ha derrumbado, el mundo ha cambiado para no volver atrás y la etapa de la oportunidad histórica sigue corriendo. En manos de los revolucionarios queda superar sus limitaciones fundamentalmente subjetivas y poder desarrollar y consolidar una herramienta política de la clase a la altura de las circunstancias.
La nueva etapa que atravesamos ha abierto una oportunidad histórica. Franjas enormes del movimiento de masas se funden con una extendida vanguardia en todo el orbe. Claro está que no es la primer crisis que atraviesa el sistema de dominación capitalista, pero también es evidente que es mucho más profunda que en otras oportunidades. La crisis de finales del siglo XIX derivó en la primera guerra mundial y en el primer gobierno obrero de la historia. La del 29 culminó con la segunda guerra y la posterior expropiación de los medios de producción en un tercio del planeta. Otras “menores” se cruzaron con procesos importantísimos como la oleada 68-69 (Cordobazo, Mayo Francés, Tlatelolco, etc.) o la crisis del petróleo que motorizó fenómenos como la revolución Iraní. Lo que nosotros afirmamos es que esta crisis es superior por lejos a todas las anteriores. No sólo por el agotamiento de las ramas productivas para su explotación que han puesto en escena la depredación ambiental como nunca antes se había imaginado (megaminería, fraking, agrotóxicos, etc.), sino también por la bancarrota del sistema especulativo. Pero sin lugar a dudas lo más importante y notorio, y sobre todo lo determinante, es la respuesta del movimiento de masas. Si bien el epicentro se encuentra en Europa y el Medio Oriente, no hay rincón del mundo en que esto no tenga un eco. Una vez más, lo que viene por detrás de la realidad es la herramienta subjetiva.
El derrumbe del modelo capitalista y la crisis de sus herramientas de dominación, combinado con el ascenso de masas, pintan el panorama de la típica definición de situación revolucionaria de Lenin. Sin embargo esto no trae aparejado necesariamente un triunfo si no ha madurado la herramienta política de las mismas. En este sentido observamos una situación muy dinámica, con profundos cambios ideológicos en muchas organizaciones que reflejan el cambio ideológico más general. En un sentido, los sectores vanguardia de la resistencia contra el neoliberalismo comienzan a sacar la conclusión de que es hora de pasar a la ofensiva. De manera incipiente muchos de ellos sacan también la conclusión de que los formatos preestablecidos y la supuesta “pureza” ideológica y programática son meras formas defensivas, anacrónicas para el momento actual. Donde un sector busca avanzar en la realidad del siglo XXI, rinde frutos. Tal vez el ejemplo más resonante sea el de Syriza en Grecia, donde a partir de la integración de más de 14 organizaciones se llegó al poder formal. Resta ahora el camino de replicar eso a nivel estructural y, con esa base, avanzar firmemente por el camino del socialismo. Pero esta no es la única experiencia. Procesos abiertos como el del Partido de los Trabajadores Kurdos, el Bloque de Izquierda (Portugal), el PSOL (Brasil) o Marea Socialista (Venezuela) muestran que no hay un esquema único e impoluto. Que el camino es dinámico y con particularidades propias, y que la regla general es la de la integración de experiencias y tradiciones en un camino común. Quienes sigan en la autoproclamación de que sólo su experiencia histórica es válida, quedarán varados en la banquina de la historia.
Latinoamèrica en general y Argentina en particular, presentan una diversidad cultural e ideológica muy amplia. En el ángulo militante, experiencias honestas provenientes del peronismo, del PC, del clasismo, del trotskismo, del autonomismo, del guevarismo, de la “izquierda independiente” o no partidaria, y organizaciones sociales de las más diversas formas etc., nutren nuestro campo popular. Todas ellas experiencias válidas y con gran caudal acumulado, tanto desde lo teórico como desde lo práctico. No hay manera de disputar franjas de masas en tanto y en cuanto no haya un espacio de síntesis de todas ellas. No se trata de buscar puntos de unidad desde donde partir, menos de hacer concesiones; se trata de desarrollar un proceso de búsqueda de síntesis, de lograr la maduración que permita poner en pie una herramienta colectiva de la clase. En este proceso nos hemos embarcado cientos de militantes provenientes de distintas organizaciones autoproclamadas revolucionarias, los compañeros del MTD Aníbal Verón, del Movimiento Teresa Vive independiente, del MTD Florencio Varela, decenas de cros con experiencias frustradas en organizaciones previas, incluso muchos cuya experiencia militante es lejana temporalmente, pero que ven en la actualidad una posibilidad de reflotar sus utopías. Desde nuestra humilde ubicación pretendemos hacer nuestro aporte al proceso de cambio que recorre el mundo. Esperamos ser millones los que podamos ser parte, y sepultar definitivamente al barbárico sistema capitalista.